La detección universal de audición en recién nacidos (UNHS en inglés) es vital para el desarrollo saludable de los niños. Recientes hallazgos revelan desafíos significativos en los métodos de detección, especialmente en el contexto de los recién nacidos que pasan los potenciales evocados auditivos automáticos del tronco encefálico (PEAA) pero fallan en las otoemisiones acústicas transitorias (OEAT). Esta discordancia puede tener un impacto considerable en nuestras prácticas actuales y en el diagnóstico de pérdidas auditivas. Un reciente estudio llevado a cabo por Gellrich et al. (2024) destaca la importancia de OEAT en este contexto y subraya la necesidad de una reevaluación en los protocolos de seguimiento. Es fundamental abordar estos desafíos para asegurar una identificación temprana y efectiva de las afecciones auditivas en los neonatos.
En primer lugar, es fundamental reconocer que los protocolos actuales pueden dejar pasar a muchos recién nacidos con resultados discordantes en las pruebas de audición. Por consiguiente, es crucial ajustar estos protocolos para incluir seguimientos adicionales, especialmente para aquellos que fallan en la prueba de otoemisiones acústicas transitorias (OEAT) a pesar de pasar los Potenciales evocados auditivos automáticos (PEAA). El estudio destaca que los protocolos actuales que permiten que los recién nacidos con resultados discordantes, como un resultado «refer» en OEAT y un «pass» en PEAA, no reciban seguimiento adicional, pueden dejar pasar casos de pérdida auditiva. Esto sugiere que es crucial ajustar estos protocolos para incluir seguimientos adicionales para aquellos que fallan en la prueba de OEAT.
Este desafío se extiende a otros factores de riesgo que los protocolos actuales pueden subestimar. Por ejemplo, el JCIH (Joint Committee on Infant Hearing) identifica la hiperbilirrubinemia como un riesgo auditivo significativo solo cuando se ha requerido una exanguineotransfusión. Sin embargo, estudios como el de Matshete, Govender y Ntuli (2024) sugieren que el uso combinado de ABR y OAE es útil para evaluar a neonatos con niveles de bilirrubina superiores a 10 mg/dL, incluso sin exanguineotransfusión. Esto demuestra que los factores de riesgo en los protocolos quizás necesiten ser ampliados para una detección más efectiva.
El artículo destaca la relevancia de las otoemisiones acústicas transitorias (TEOAE) en el contexto del screening auditivo neonatal, así como su comparación con otros métodos diagnósticos. Se enfoca particularmente en aquellos recién nacidos que fallan en las OEAT, pero que logran una evaluación favorable en PEAA. Muchos de estos infantes no presentan antecedentes de riesgo auditivo y, por ende, no son referidos para un seguimiento adecuado. Esta situación pone de manifiesto la necesidad de realizar una evaluación más detallada, con el fin de garantizar la detección temprana de pérdidas auditivas y, así, facilitar el tratamiento oportuno en esta población vulnerable
Gellrich y su equipo enfatizan que la pérdida auditiva leve también puede impactar negativamente en el desarrollo del lenguaje y la cognición. Por lo tanto, las prácticas deben cambiar su enfoque para detectar estas formas sutiles de pérdida auditiva y considerar criterios que permitan identificarlas de manera efectiva.
El estudio subraya la necesidad de establecer un seguimiento organizado para todos los neonatos que no pasan la prueba de OEAT. Esto asegurará que incluso los casos menos evidentes no queden desatendidos, , promoviendo una intervención temprana y exhaustiva.
Por otra parte, Gellrich et al. destacan que los profesionales de la salud deben recibir formación constante sobre cómo interpretar y evaluar las pruebas auditivas. Un conocimiento más profundo ayudará a identificar señales de alerta, mejorando la tasa de diagnóstico en etapas tempranas.
Adicionalmente, informar a las familias sobre la importancia del seguimiento después de la detección es esencial. Esto no solamente empodera a los padres, sino que también contribuye a minimizar el riesgo de que se pasen por alto problemas auditivos que pueden ser críticos para el desarrollo infantil.
Los hallazgos del estudio de Gellrich y colaboradores subrayan la importancia de mejorar nuestros enfoques en la UNHS. Adoptar prácticas más completas y efectivas garantiza que todos los niños reciban la atención necesaria para un desarrollo auditivo óptimo y saludable.
Al finalizar este artículo, es fundamental recordar que la elección entre utilizar otoemisiones acústicas transitorias (OEAT) o por producto de distorsión (OEAPD) en tu screening auditivo puede influir significativamente en los resultados que obtienes. Mientras que las OEAT son efectivas para detectar pérdidas auditivas leves y conductivas, las OEAPD se centran en identificar solo pérdidas neurosensoriales superiores a 35 dB.
Esta diferencia no es trivial, puede determinar si algunos casos de pérdida auditiva quedan sin diagnosticar en la etapa más crítica del desarrollo infantil.
Te invito a reflexionar: ¿estarás eligiendo el tipo correcto de otoemisiones acústicas en tu práctica? Un conocimiento claro sobre estas herramientas es vital para garantizar que cada recién nacido reciba un diagnóstico adecuado.
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Te dejo el link al artículo de Gellrich y de Matshete