Lic Mariela Grossi
Este capítulo lo escribí para el libro Fonoaudiología: el cuidado de la comunicación humana en diversos contextos de intervención. Te dejo el acceso al libro completo. Y también la bibliografía para profundizar.
Los recién nacidos prematuros requieren cuidados especiales y pasan días e incluso meses en unidades neonatales equipadas con aparatología para monitorear la función cardiorrespiratoria y la regulación de la temperatura de los bebés. Estos dispositivos contienen fuentes de ruido, incluidas alarmas, interruptores y ventiladores.
Este ruido ambiental perturba el sueño, puede conducir a una pérdida auditiva a largo plazo y se ha identificado como un factor de riesgo potencial para un peor desarrollo neurológico.
La privación auditiva sería un factor de riesgo para resultados neurológicos desfavorables, mientras que la exposición significativa a sonidos como la música o el lenguaje puede mejorar la conectividad neuronal y las habilidades lingüísticas de los bebés prematuros.
Lahav y Skoe sugieren que los estímulos estresantes presentes en el entorno de la UCIN pueden estar asociados con un mayor riesgo de futuros trastornos de la atención, el lenguaje y la audición, lo que puede atribuirse en parte a la exposición del sistema auditivo inmaduro a ciertos tipos de ruido en la UCIN y exposición limitada al habla y al lenguaje.
La respuesta fetal a los estímulos auditivos comienza a las 19 semanas de embarazo, permitiendo que el recién nacido escuche sonidos con una frecuencia de hasta 500Hz. El líquido amniótico, el útero de la madre y el tejido circundante limitan las frecuencias superiores. Este proceso de maduración auditiva, se produce hasta los 8 meses de vida extrauterina. En el caso de parto prematuro, aquellos bebés que requieran internación, se producirá dentro del ambiente de la UCIN.
La incubadora en sí amortigua el ruido ambiental mientras que al mismo tiempo expone al recién nacido a sonidos artificiales (p. ej., ruido de ventilador, sonidos de apertura y cierre de puertas). De esta manera ese bebé que tendría que estar recibiendo la estimulación con la voz de sus padres, no la reciba de manera adecuada, afectando la maduración del sistema auditivo.
La hipoacusia (disminución auditiva) es la enfermedad congénita más frecuente en el recién nacido. Tres a siete de cada 1000 bebés tienen algún grado de hipoacusia. El 50% de los bebés que presentan hipoacusia nacen sanos, no tienen antecedentes familiares y no presentan factores de riesgo. De 3 a 6 cada mil niños que presentan antecedentes de riesgo, también tienen hipoacusia.
Hasta hace muy poco tiempo la hipoacusia se detectaba tardíamente, generándole al niño retardos significativos en el desarrollo del habla y del lenguaje, como también retrasos en la adquisición de sus aprendizajes; comprometiendo así sus posibilidades futuras.
Desde el momento del nacimiento, los bebés comienzan a desarrollar su lenguaje, aprenden a hablar a través de lo que oyen; de esta manera, el niño que tiene dificultades para oír, tendrá dificultades en el desarrollo de su lenguaje.
Desde que existe la posibilidad de chequear la audición del recién nacido, los bebés que presentan alguna disminución auditiva pueden recibir ayuda antes de los 6 meses de vida; algunos bebes ya al mes de vida están usando los audífonos, evitando de este modo significativos retrasos en sus aprendizajes que los diferenciarían de sus pares.
La pérdida auditiva se diagnostica en el 2% al 10% de los lactantes prematuros frente al 0,1% de la población pediátrica general. Sin duda, son bebés que tienen un seguimiento por parte de todo el equipo médico.
La discapacidad auditiva infantil es el resultado de la superposición de factores de predisposición genética e impacto ambiental.
Retraso en el lenguaje | Historia familiar de hipoacusia |
Internación Neonatología prolongada ( mayor 5 días) | Hiperbilirrubinemia que requiera exanguineotransfusión |
Infecciones congénitas (rubéola, citomegalovirus, herpes,toxoplasmosis, sífilis) | Smes neurodegenerativos (Hunter), neuropatias (Friedreich y Charcot-MarieTooth) |
Anomalías craneofaciales | Prematurez: peso al nacer < 1500 g |
Meningitis bacteriana, especialmente por H. influenzae; herpes y varicela | Smes asociados a hipoacusias de aparición tardía o progresivas como Neurofibromatosis,osteopetrosis, y síndrome de Usher. Otros como Waardenburg, Alport, Pendred, Jervell y LangeNielson. |
Anoxia o hipoxia neonatal o Apgar = 0 < 3 a los 5 minutos | Ventilación mecánica ≥ de 10 días |
Medicación con ototóxicos | Quimioterapia |
Como se puede observar, no está la exposición al ruido como un factor de riesgo. Sin embargo, desde hace muchos años, el ruido dentro de la UCIN fue un factor de estudio debido a que produce efectos negativos sobre el ser humano.
El entorno sonoro en la UCIN es ruidoso y contiene ruidos molestos de corta duración y a intervalos irregulares. Los niveles de sonido en las UCIN oscilan entre 7 dB y 120 dB, y a menudo superan el nivel máximo aceptable de 45 dB, recomendado por la Academia Estadounidense de Pediatría. (1997). Estudios posteriores recomendaron en referencia a los sonidos transitorios 65 o 70 dB durante 1 segundo. (J Perinatol. 2000/2013)
A pesar de la presencia de estas recomendaciones, los análisis existentes del entorno acústico en la UCIN han indicado que estos estándares de ruido se superan frecuentemente. Estudios de entornos de UCIN han demostrado que los niveles de ruido promedio oscilan entre 48 y 55 dB.
El ruido puede causar apnea, hipoxemia, alternancia en la saturación de oxígeno y aumento del consumo de oxígeno secundario a una frecuencia cardíaca y respiratoria elevada. Por lo tanto, puede disminuir la cantidad de calorías disponibles para el crecimiento.
Se necesitan niveles elevados de habla para superar el ambiente ruidoso en la UCIN, lo que aumenta los impactos negativos en el personal, los recién nacidos y sus familias. Los altos niveles de ruido están asociados con una mayor tasa de errores y accidentes, lo que lleva a una disminución del rendimiento del personal.
En medio de estos sonidos adicionales, los bebés prematuros pierden un contacto significativo con un estímulo auditivo al que normalmente estarían expuestos hasta el nacimiento a término: la voz de su madre.
Se considera importante repasar la definición de la Hipoacusia inducida por ruido (HIR): disminución de la capacidad auditiva de uno o ambos oídos, parcial o total, permanente y acumulativa, de tipo neurosensorial que se origina gradualmente, durante y como resultado de la exposición a niveles perjudiciales de ruido, de tipo continuo o intermitente de intensidad relativamente alta durante un periodo grande de tiempo.
Se podría inferir que si los bebés prematuros están expuestos a ruido, sea este continuo o intermitente, cuando tienen una internación en neonatología prolongada, podría afectar su audición.
La mayoría de estos bebés que necesitan estar internados tienen muchos factores de riesgo auditivo. Por lo tanto cuando son detectados, no podemos saber si a las causas antes mencionadas se le ha sumado la exposición al ruido. Conociendo que el ruido puede causar hipoacusia y todos los síntomas antes mencionados, debemos intervenir.
Recordar que la internación en neonatología mayor a 5 días, es considerada como factor de riesgo auditivo por el Joint Committee on Infant Hearing
El ambiente de la UCIN está lleno de eventos estresantes y los bebés prematuros se ven obligados a gastar una cantidad significativa de energía mediando estos estímulos estresantes. Por lo tanto, eliminar la mayor cantidad posible de estos factores estresantes, podría reducir la estadía en la UCIN y un alta más temprana con sus familias.
Para lograr esto, se debe prestar atención a los sistemas sensoriales del bebé y las recomendaciones para todas las exposiciones en la UCIN deben generar un entorno de apoyo y crianza que optimice los resultados del desarrollo neurológico de los bebés prematuros.
La mayoría de los autores, sugieren tratar al bebé en una sección de la UCIN o en una habitación privada, o en incubadoras en las que se controlan los niveles de sonido, o reduciendo los niveles de sonido que alcanzan el nivel de ruido.
A diferencia de los adultos, donde el tiempo de sueño se concentra en varias horas durante la noche, los recién nacidos tienen patrones de sueño irregulares sin un ritmo circadiano establecido lo que hace que la organización de una sala abierta sea aún más desafiante.
Para adaptar el entorno acústico a las necesidades de cada paciente, se necesitaría un entorno acústico flexible en cada zona del paciente, que podría realizarse con cortinas acústicas avanzadas.
Algunos especialistas sugieren el uso de orejeras o tapones para los oídos para bajar los niveles de sonido que llegan al neonato.
Existe un decibelímetro, que tiene forma de oreja, se coloca en un lugar visible de la UCIN para todo el personal y la familia. Está diseñado con tres colores: verde, amarillo y rojo. Cuando se enciende el color verde están dentro de los niveles de ruido permitido, mientras que si se enciende el amarillo el nivel de ruido estaría superando el permitido y el color rojo indicaría niveles muy altos. De esta forma, se intenta concientizar a padres y personal, para tratar de disminuir el ruido.
J Perinatol recomienda brindar una amplia oportunidad para que el bebé escuche las voces de los padres en vivo, no sugiere auriculares y otros dispositivos conectados a los oídos del bebé.
Numerosos estudios han demostrado que la exposición a sonidos de la voz materna puede influir en el estado fisiológico de los bebés en la UCIN. Webb y colaboradores, encontraron que los bebés prematuros que fueron expuestos a la voz materna y los latidos cardíacos grabados mostraron un desarrollo cortical auditivo significativamente mayor en comparación con los bebés prematuros que experimentaron los sonidos de rutina del hospital.
En la literatura hay poca evidencia que respalde el uso de música grabada o habla en el entorno del bebé de alto riesgo. Las grabaciones de audio no deben usarse de forma rutinaria ni dejarse desatendidas en el entorno del bebé de alto riesgo.
Shaylynn y colaboradores, concluyen que en lugar de continuar luchando por la disminución de todos los sonidos, la meta debería ser incorporar estímulos acústicos apropiados para el desarrollo en el entorno del bebé. Las regulaciones de ruido deben enfocarse en reducir la cantidad de eventos acústicos prevenibles que ocurren en la UCIN.
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