La hiperacusia es la disminución del umbral de tolerancia a sonidos habituales y naturales del ambiente, y una respuesta exagerada e inapropiada a sonidos que no son molestos para una población “sana”. Puede aparecer en personas con audición normal y con cualquier grado de pérdida auditiva.
Yu-guang, 2012 refiere que puede atribuirse un a sistema auditivo inmaduro, a una privación auditiva de carácter temporal o bien a diferentes trastornos dentro del sistema auditivo o del propio procesamiento auditivo.
Mientras que en el reclutamiento un sonido fuerte puede ser desagradable pero sin llegar a ser abrumador, en la hiperacusia un sonido que tiene un volumen medio se percibe como intenso y doloroso.
En un estudio realizado en 756 niños de 7 años, el 41% reportaron haber tenido episodios de tinnitus. La probabilidad de acúfenos espontáneos fue del 27% para los niños sin pérdida auditiva, pero del 63% si presentaban una pérdida auditiva temporal o permanente
(Juul et al., 2012).
En la clínica, la hiperacusia se considera un síntoma previo al tinnitus y a menudo ocurren juntos. Pero en ambos síntomas, hiperacusia y tinnitus, pueden coexistir umbrales auditivos normales
La asociación de síntomas clínicos de hiperacusia y otras afectaciones puede variar entre un 2 y un 42%. Se observan en Otitis media secretoria, TEA,deficit de serotonina, Sme de Williams, Sme de Down, Parálisis cerebral, anomalías craneofaciales.
En el estudio de Kennedy (2017), el 42% de los niños con hiperacusia tenían audición normal.
Se ha considerado un trastorno pediátrico que puede causar un deterioro significativo del funcionamiento normal de un niño.
El grado de hiperacusia puede clasificarse teniendo en cuenta el rango dinámico auditivo y a qué nivel se presenta el umbral de disconfort. Recordemos que el rango dinámico se obtiene de la diferencia entre el umbral de disconfort y el umbral tonal.
Según Herráiz y col. (2006) se establecen los siguientes grados:
Ruidos domésticos cotidianos, escuchar música con auriculares a intensidad moderada, sonidos o ruidos agudos en general, ruidos urbanos, ruidos y sonidos del entorno escolar.
Todo esto provoca distintos signos y síntomas como dificultad para dormir, palpitaciones, llanto, dolor de cabeza, dolor de oídos y comportamiento retraído o incluso generar ataques de ansiedad o pánico. El niño y la familia tienden a evitar lugares ruidosos, reduciendo las interacciones sociales, viéndose afectada la calidad de vida.
Respecto a las posibles consecuencias de la hiperacusia figuran las alteraciones en el lenguaje expresivo y receptivo, mayor dificultad en seguir una conversación o comprender el lenguaje en entornos ruidosos y alteraciones en el
tono, ritmo o intensidad de la voz. Los niveles de atención y memoria auditiva pueden ser bajos, con estados de fatiga auditiva y falta de atención en actividades de lenguaje oral. Esto puede derivar en problemas de acceso a la lectoescritura en las etapas iniciales, y en dificultad para realizar tareas de abstracción y razonamiento y/ o dificultades de aprendizaje en general
Si bien clínicamente es importante identificar si el niño tiene intolerancia a los sonidos fuertes , actualmente no existen métodos de evaluación o tratamiento que hayan sido diseñados y probados para su uso con niños con hiperacusia.
Se sugiere: Impedanciometría, audiometría, OEAS, PEA. No está indicada la medición de los niveles de molestia (UCL) ya que estaríamos sometiendo al paciente a una situación de estrés innecesario. Además, puede no resultar lo suficientemente sensible ya quelos tonos pu ros podrían no reflejar la percepción real de los sonidos del ambiente.
Evaluación psicológica para saber qué nivel de ansiedad le produce esta situación y determinar la necesidad de intervención
terapéutica.
En una revisión bibliográfica del año 2020, Potgieter y colaboradores no hallaron una una descripción detallada de los componentes de un tratamiento.
Los métodos de manejo incluyen terapia psicológica, terapia de sonido, terapia de reentrenamiento de tinnitus, medicación y neuro-rehabilitación.
La Lic Mariana Maggio de Maggi y Carlos Calvo, proponen que independientemente de la configuración de la pérdida auditiva, la adaptación audioprotésica se debe realizar con mayor prudencia. Valorar con una anamnesis exhaustiva de los síntomas para determinar el grado de la hiperacusia, ajuste de la ganancia y la limitación de la salida máxima de forma más escrupulosa, sobre todo para las entradas medias y fuertes. Cuanto menor sea el rango dinámico se requerirán mayores ratios de compresión.
En mi experiencia además de la verificación en oído real, creo importante usar una evaluación subjetiva, pero a la vez que puedo objetivizar usando una herramienta que algunos audífonos traen, que la podemos encontrar con el nombre de demo o voz en vivo. Generalmente realizo un Test de Ling con voz fuerte y se puede observar si esta supera los niveles de UCL que se marcan en el gráfico. (ver video)
Si deseas profundizar te dejo el link al artículo de la Lic Maggio de Maggi. (página 15)
Mira el video en Youtube ?