Es natural que a medida que las mujeres sentimos que el bebé crece dentro nuestro, comenzamos a hablarle. Nos encontramos cantando canciones de cuna y animando a nuestra pareja a hablarle a nuestro vientre.
En la semana 9 , aparecen pequeñas hendiduras a los lados del cuello del bebé; aunque todavía no están en su ubicación final, gradualmente se moverán hacia arriba y se convertirán en las orejas.
A lo largo de su primer y segundo trimestre, las orejas continúan desarrollándose.
El oído interno se conecta con las neuronas en el cerebro responsables del procesamiento de los sonidos, y se forman los huesecillos del oído medio.
Alrededor de la semana 16, es probable que estas estructuras estén lo suficientemente establecidas como para que el bebé comience a detectar algunos ruidos limitados.
En la semana 24, se ha demostrado que los bebés giran la cabeza en respuesta a voces y ruidos.
P. Hepper y S. Shahidullah publicaron en 1994 que el feto respondió primero al tono de 500 Hz, a las 19 semanas de edad gestacional. A las 27 semanas de edad gestacional, el 96% de los fetos respondieron a los tonos de 250 Hz y 500 Hz, pero ninguno respondió a los tonos de 1000 Hz y 3000 Hz. La capacidad de respuesta a los tonos de 1000 Hz y 3000 Hz se observó en todos los fetos a las 33 y 35 semanas de edad gestacional, respectivamente
El feto detecta fácilmente las vocales, mientras que las consonantes, que son más altas en frecuencia y menos intensas que las vocales, no están disponibles en gran medida.
Probablemente se detecten patrones rítmicos de música, pero faltan armónicos. Un humano recién nacido muestra preferencia por la voz de su madre y por las piezas musicales a las que estuvo expuesto anteriormente, lo que indica la capacidad de aprender mientras está en el útero. Los ruidos o impulsos intensos y sostenidos producen cambios en la audición del feto y dañan las células ciliadas internas y externas de la cóclea. (KJGerhardt RM Abrams, 2000)
Muchos estudios demuestran que el feto forma recuerdos de sus experiencias auditivas, lo que permite a algunos autores utilizar el término «aprendizaje fetal». El feto puede memorizar no solo la voz de su madre sino también sonidos externos acústicos más complejos con una gran capacidad de discriminación. ( D Chelli y B Chanoufi, 2008)
Sabemos que el sonido viaja mejor a través del aire. El bebé está rodeado de líquido amniótico, además de todas las capas del cuerpo materno y su saco amniótico. Entonces los sonidos que escucha se amortiguan.
E. Partanen y colaboradores (2013), muestran que la exposición prenatal a la música puede tener efectos plásticos a largo plazo en el cerebro en desarrollo y mejorar la capacidad de respuesta neuronal a los sonidos utilizados en el entrenamiento prenatal, un efecto previamente demostrado solo en modelos animales.
Siendo fonoaudióloga este tema me apasionó siempre. Hace más de 22 años cuando estaba embarazada de mi primer hijo, me puse a investigar y llevé a la práctica lo leido. Todos los días, me acostaba a descansar y colocaba en mi «pancita» el «walkman»(si, no existía el MP3) La intensidad, bien fuerte porque sabía de la amortiguación. También lo hice con mi segundo hijo. Cuando nacieron, ambos, se calmaban con esa música que había elegido , «Mozart for babies». Te lo recomiendo, es una experiencia maravillosa.
Años después lei que había investigaciones que los niños que sus madres le leían cuentos durante el embarazo, tenían mejor rendimiento académico. Interesante no? Por eso se los recomiendo a todas las mamás « Mamita, hablale, cantale, ponele música, contale cuentos», todo estimula los centros auditivos y del lenguaje.
Te dejo algunos videos relacionados con el tema
2 Comments
Que lindo! 🙂
Gracias!! Hay una colega nuestra que ya puede ir haciendo su experiencia!!! Se lo reenvias?