El desarrollo de la lecto-escritura comienza en la infancia. Los padres y los profesionales podemos crear entornos propicios para la lectura compartida.
Cuando un adulto lee a un niño:
Facilita un modelo de lectura a seguir.
Mejora la complejidad y la estructura del lenguaje y las habilidades del razonamiento crítico.
Enseña letras, sonidos y rimas.
Condiciona al niño a asociar la lectura con la diversión.
Perfecciona el vocabulario, la gramática y la capacidad de atención.
Estimula la imaginación.
Favorece el éxito académico y la futura carrera profesional.
Se observan mejorías en la lectura y la escritura, ya que el habla y la audición comparten una base lingüística común.
En un estudio genético ambiental, la lectura compartida a la edad de 1 año se asoció con un mayor vocabulario a la edad de 3 años.
https://www.jpeds.com/article/S0022-3476(19)30841-8/fulltext
La calidad de lectura compartida por la madre se correlaciona positivamente con la activación cerebral que respalda el lenguaje complejo, la función ejecutiva y el procesamiento socioemocional en niños en edad preescolar en riesgo.
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29173308/
Los niños necesitan estar expuestos a miles de palabras diariamente.
Suelo estimular a los padres narrar su entorno, lo que solemos llamar «el relator de radio o de futbol. Incentivo a los padres a jugar a leer carteles o etiquetas de productos, siempre se pueden encontrar muchas palabras impresas.
Por lo tanto, debemos estimular para que la experiencia sea agradable y se repita con frecuencia, sin que sea esto una «obligación» sino una rutina más donde se priorice el placer de compartir.
No se trata de cantidad, sino de un cuento diario con «calidad».
Gayla Guignard directora de Estrategias de la Asociación Alejandro Graham Bell y Velvet Buehler profesora de la Universidad de Tennessee publicaron un listado de recomendaciones entre los que me gustría destacarte algunos de ellos para que podamos transmitirles a los padres de nuestros pacientes.
Leer en voz alta aumenta las conexiones neuronales del cerebro auditivo y facilita el lenguaje y la competencia en lectura.
Antes de empezar preguntarle al niño : ¿Sobre qué creés que tratará este cuento? para ello invitarlo a ver el título y las imágenes/ilustraciones de la portada, la contraportada
y la primera página. Luego poder hacer preguntas como “¿Qué harías si?…” “¿Qué crees que pasará después?”
Para que el niño conozca el valor que tiene la alfabetización para sus padres, debe verlos leer y escribir durante el día.
Suelo aconsejarle a los padres que se dejen mensajes escritos pegados en la heladera. Hoy en día, los niños nos ven mandar mensajes de textos y audio, pero no nos ven casi escribir con el lápiz y el papel como lo tienen que hacer ellos en la escuela.
Leer más lento es fundamental y utilizar la voz más expresiva que podamos, así llamaremos la atención del niño.
Te sugiero que por momentos, leas primero y luego muestres las imágenes.
Durante la lectura, se recomienda seguir las palabras con el dedo y, en ocasiones, señalar las letras mayúsculas y minúsculas. Hacer distinciones entre una letra, un sonido, una palabra, una oración y un párrafo.
Muchos padres temen que el niño rompa el libro, pero asegurarse que el niño pueda ver el texto impreso mientras el adulto lee como dejarlo que sostenga el libro o pase las páginas, los favorece.
Por lo tanto, una estrategia es el «cambio de roles», dejar que el niño vuelva a contar el cuento, como así también permitirle repetir la lectura que más le guste. Esto les da confianza, permitiéndole que hable de sus personajes favoritos.
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