En un estudio de la Universidad de Harvard, se investigó que los bebés a los que se les diagnostica autismo, posteriormente tienen en el PEA una respuesta ligeramente más lenta que la de los bebés no autistas.
Los bebés de neonatología, que luego fueron diagnosticados con autismo, mostraron respuestas más lenta a los 10 días de vida, según un estudio de 2012.
Y los niños autistas de entre 2 y 6 años también pueden mostrar retrasos ABR, según un estudio de 2017.
Expusieron a los participantes a sonidos de mayor intensidad que los que se utilizan normalmente en las pruebas de rutina. El nuevo trabajo investigó si los resultados de los exámenes ABR convencionales pueden predecir el autismo también.
Midieron el tiempo de la ‘V-negativa’, una caída en la amplitud de la forma de onda que ocurre después de la onda ‘V-positiva’. También inspeccionaron la fase de la forma de onda, desde su inicio hasta la onda V-positiva.
Los niños autistas muestran un ligero retraso en la aparición de la onda V-negativa cuando son bebés, según los investigadores, pero sólo para los sonidos que se transmiten al oído derecho. La onda apareció 10,77 milisegundos, en promedio, después de los clicks, en comparación con 10,51 milisegundos en los bebés no autistas. Y la respuesta de las ondas cerebrales se prolonga significativamente en comparación con la de los bebés no autistas, independientemente del oído en el que se emitan los sonidos.
«Hay una prueba cerebral que se hace a todos los recién nacidos para detectar la discapacidad auditiva, y ya se ha demostrado que es anormal en niños con autismo», dice Miron. «Una vez que desarrollemos más este marcador, podría ayudarnos a modificar esos 4 millones de pruebas de audición que se hacen cada año, para que también prueben el autismo».
«Es importante que tengamos más apoyo para los problemas auditivos en el autismo, y este trabajo apoya que éstos sean detectables al nacer», dice Randy Kulesza,. «Cuanto antes se diagnostique a los niños con autismo, antes podrán comenzar las intervenciones y terapias».
«Hay una novedad en el estudio, pero debido a algunas discrepancias e incongruencias, realmente aún no está listo», dice Paul Kileny
Los estudios futuros deberían utilizar intensidades de sonido de 80 a 85 decibeles, o casi tan fuertes como un lavavajillas, dice Kileny.
Analizar más resultados de ABR podría sugerir otras formas de refinar la evaluación específicamente para el autismo, como cambiar la frecuencia de los decibeles, dice Miron. Profundizar la investigación también podría revelar cómo este mecanismo auditivo en el cerebro se relaciona con el autismo.
«Nos gustaría que la comunidad de autistas tratara de mirar más a esta prueba de ABR», dice Miron.
«Desde mi perspectiva, el estudio plantea varias preguntas», dice el investigador principal Isaac Kohane, profesor de informática biomédica de la Universidad de Harvard, entre ellas si la lenta respuesta del cerebro al sonido existe sólo en un subconjunto de niños autistas. Los estudios futuros deberían probar esa idea, así como si el tiempo de la respuesta cambia a medida que los niños crecen.
Te dejo el artículo
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/aur.2422
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33140578/
Uno un poco más antiguo
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29087045/